La casa crujía. Crujía la madera del piso, los muebles, hasta los dientes de Diana cuando dormía. Alejandro seguía despierto, abajo (el dormitorio de ellos estaba en el primer piso). No podía dormir. Nunca podía dormir hasta mucho después que Diana. Eso les había causado algunas peleas, pero hubo tiempo para que se acostumbraran. Entonces Alejandro casi todas las noches, bajaba las escaleras- las escaleras siempre crujen- y se quedaba en el comedor junto al fuego. Sí, tenían una chimenea y la encendían por la noche. El fuego creaba un clima acogedor, pensaban Diana y Alejandro. Así como el sueño a destiempo, el fuego también fue rutina en invierno.
La televisión andaba mal. Los colores, la pantalla se había vuelto loca. Así lo explicaba Alejandro. Donde debía ser verde, rojo. Y así. Se habían acostumbrado y ahora miraban la televisión igual. Como si donde verde, verde. Alejandro se quedaba entonces viendo la televisión todas las noches. Diana arriba siempre durmiendo.
Diana tenía el sueño liviano, no hacía falta mucho para que se despertase. De tanto en tanto recordaba sus días en la ciudad; el ruido de la calle que no la dejaba dormir. Alejandro procuraba bajar el volumen para no despertarla. Las chispas del fuego se mezclaban con el susurro de la televisión, la madera crujiente, mate amargo y amarillo que es naranja.
Una noche alguien golpeó la puerta. El sonido se vio ampliado por la hora ridícula. Alejandro dejó el mate en la mesa y se arrimó hasta la puerta.
- ¿Quién es?
- Tu abuelo.
- Mi abuelo está muerto.
- Ya sé.
Alejandro abrió la puerta y pasé.
Me señaló el sillón vacío cerca del fuego. Él se sentó en el otro. La televisión susurraba y hacia muecas turquesas. Alejandro comenzó a cebar mate (tuvo el gesto de cambiar la yerba). Quedaba bastante agua en el termo así que decidió no calentar más. Pasaron dos, tres, seis, siete. Ahora se veía una pareja de tez azulada gritando estúpidamente bajo.
Siguieron los mates, cada vez más insulsos. Algún mueble se quejó- más fuerte que la gente azul. El silencio se opacaba con el agua del termo. El tipo azul perseguía a la mujer con un hacha fluorescente. La mujer corría asustada, lanzaba grititos. Pobre estúpida: tanto su horror pero la casa rechinaba más fuerte. Alejandro ni veía. Sus ojos apuntaban al televisor porque sí. Estaba más preocupado por encontrarle la última gota al termo.
El tipo azul estaba a los hachazos a la puerta del baño. Ella del otro lado comenzaba a gritar de nuevo. Se puso rosa del susto. Alejandro opacó sus gritos con el ruido de la bombilla. Se le escapó un leve suspiro: era el último. Quedó unos segundos en silencio. Sacudió imperceptiblemente la cabeza, como queriéndose sacar el silencio ya sin mate de encima.
Entonces habló, y sus palabras salieron rumiantes, casi como vino añejo.
- ¿Todo bien?
- Sí, sí, todo bien.
Alejandro sonrió de cortesía. Como si su cara dijese “me alegro” o algo así. Luego volvió la vista a la pantalla. Seguimos así un rato. El tipo azul moría congelado al final de la película. La mina escapaba con el hijo. Sí, había un hijo. Alejandro recién se dio cuenta de que llegaba a su fin cuando la pantalla se puso toda negra (amarilla) por los créditos.
Se levantó. El fuego chispeó como un perro con su dueño. Me levanté con él, más que por cortesía, por caridad. Lento y pesado se dirigió a la puerta. Nos apretamos las manos y deseamos suerte. Alejandro abrió la puerta.
Toc. La puerta fue seca al cerrarse. Alejandro la cerró con llave y luego volvió frente al televisor. Estaba cansado pero no muy cansado. No le gustaba eso de quedarse un rato en la cama hasta dormirse, prefería ir agotado hasta la última gota. Como el termo.
Le dio sed. Pensó en prepararse un café. Se levantó con todas sus rodillas regurgitándole quién sabe qué mala palabras. Fue a la cocina, llenó la pava con agua y prendió la hornalla. Se quedó unos segundos mirando el fuego. Luego lo apagó. Era demasiado tarde para tomar café.
Volvió al sillón, al televisor. Cambió erráticamente los canales mientras observaba el fuego de la chimenea. No tenía frío pero lo alimentó igual. El fuego chispeó alborotado y las maderas todas crujieron con él. Alejandro intentó callarlas con la mirada y buscó en el aire algún ojo inquisidor que diera cuenta del delito. Esperó unos segundos. Luego suspiró aliviado: sólo se escuchaba a los lejos el eco de los dientes crujiendo. La tensión lo agotó y supo que era momento de ir a la cama.
Apagó el aparato y las luces de la sala. Subió las escaleras a oscuras- cada uno de los escalones- y llegó al umbral de la puerta. La había dejado entreabierta. Sólo tuvo que empujar suavemente y entró. Diana dormía. No podía verle la cara porque tenía la frazada hasta bien arriba. Alejandro se sentó en la cama, dándole la espalda. El colchón se quejó al adaptarse a su peso.
La escuchó.
- ¿Todo bien?
Sonaba fresca. Alejandro volvió la cara a ella un segundo. Diana no se había movido en absoluto. Seguía sin cara, inescrutable. Alejandro volvió la cara a la pared.
-Sí, sí, todo bien.
21 comentarios:
Hermoso.
cálido, fantasmagórico y a la vez sutil.
respetuoso.
ja.
q gila.
bueno Pato, Me gustó.
mentira que el chabón estaba viendo El Resplandor!!
jaja!
me di cuenta al toque... y miraba la versión de Kubrick.
bueno, hace mucho que no pasaba, y está bueno lo que escribiste. no soy muy crítico yo, o me gusta o no me gusta y punto.
pero debo admitir que fue extraño todo. la situación es como muy bizarra pero suena como normal a la vez, o sea, para los personajes.
che, patiño, espero que en julio pueda ir y así nos vemos.
besotes
te quiero
yo
moi
jaja
lauta
Sí, sí, es el Resplandor. Me encanta esa película XD
Me gustó. Mucho. Te lo he dicho ya un millón de veces, pero ese recurso de escribir la anécdota como algo muy cotidiano es maravillosa. Ojalá te vaya bien en el concurso, si piensas meterlo a concursar, claro.
La vida, la vida de Patricio. La vida de Patricio con las otras vidas jugando en la calesita.
La vida de Patricio llevando una lapicera y haciendo que las oraciones bailen. Y que bailen bien.
Eso, y que el concurso lo tenés ganado.
Algo ya se habló.
Pero lo que importa, es el egoísmo del narrador. Agregaría una nueva categoría después de leer esto. (Más que omnisciente): Egoiscínico, el narrador que entra y sale cuando quiere y que tiene más emociones que los protagonistas, pues bien, él es el protagonista.
También lo metería dentro de otra categoría nueva: no ficción dentro de la ficción, dado que el narrador cuenta "lo real", pero lo ficcionaliza. En cierta medida ficcionaliza la ficción.
Tiene mucho. Quizá merecería otro espacio, pero lo leo como un retomar lo viejo (la escuela crítica en tanto sujetos cosificados.. Un poco de el movimiento vanguardista de lo 60, ya que no es un cuento, es una situación de cuento... y kubrick un viejo malo muy malo, aunque no tenga que ver con lo viejo en sí, de alguna manera u otra tenía que nombrarlo)
Un beso
Vaya, parece que la opinión generalizada es que es un gran cuento. Mh. Acá es donde desearía poder decir que para mi no por tal y cual argumento genial y de-constructor. Y luego criticar hasta el hartazgo a todos aquellos que adhieren sin pensarlo siquiera a la opinión que respetan de antemano, requisito indispensable para el título magnífico y elegante de "intelectual". Pero no.
Resulta que sí que lo había leido por encima la primera vez, y que está muy bueno. Pasa que yo tiendo a buscar contenido más que forma en toda obra literaria. En todo, bah. Al menos es lo primero que busco, lo primero que califico. Realmente, muy bueno, innovador, como dice el/la blogger de acá arriba. Mucha suerte en el concurso.
te amo en tu blog también.
¿Vos te acordás de tu vida antes de nacer?
No.
¿Vos te acordás del momento en el que naciste? ¿Te acordás del momento en el que empezaste a vivir?
No me acuerdo, ¿será que la transición del olvido a la consciencia es algo paulatino?
¿No será que cuando mueras va a ser igual?
Todo el mundo se acuerda de su primer recuerdo.
Si no, no sería el primer recuerdo.
tengo un blog (?)
Pasaste por mi blog. La verdad, todavía no leí tus escritos de este blog. Pero quería preguntar... qué estudiás/rendís? y suerte.
Ahora sí leí varios. Me gustaron mucho.
El primero te deja sin saber... no sé cómo explicar.
Suerte!
Sigo vivo, medio muerto o.o
Yo de nuevo. Vamos los dos a Puán! jaaja
A veces leo el foro y vi "pezmurillo"
Capaz nos cruzamos alguna vez!
Hola pato! la verdad me gustaron mucho tus cuentos, presisamente este no fue el que mas me agradó, me encantó ahora hacia una semana, y la noche anteior a molerte a golpes. La verdad un gusto conocerte! luego seguimos nuestras charlas "filosoficas" jeje
Ya te agregue,
Saludos.
Nahue
en la noche el tiempo corre y la sangre tambien... es lo único que nos queda para ser ... una mujer un dia dejo que sus venas se abrieran para dejarle beber a aquel que e su ultimo suspiro tubo sed.
Hola, ¿cuántos años tenés?
Por cómo escribís parecés más viejo. Me hizo acordar a No Country For Old Men en algunas cosas.
muchas gracias, señor.
ya me agendé tu blog para leer con calma (ahora estoy de paso por internec nomás)
mmm no se mucho que decir del texto, porq.. mmm, creo q escribis cosas del tipo que yo no suelo leer.
yo si leo cuentos, leo xq me dan en la facu. incluso no estoy leyendo nada, hoy si alguien me preguntara "que cosas lees, o que te gusta leer", no sabría que decir, me quedaria callada, y pensaria en algun libro q me haya gustado alguna vez, y diria esperando a godot, o.., retrato del artista adolescente!, y desp recordaria q lo deje xq me aburrio (!!), o diria salka valka! q es larguisimo y lo lei una noche adelantandolo todo para ir al grano y ver si salka se queda con el apuesto arnaldur, y no, al final la abandona, entons llore toda la noche.
ehm. me colgue.
lei hasta "Alejandro abrió la puerta y pasé. y deje.
tal vez ese sea el punto mas fuerte del cuento, donde está la tensión, dirían los q casi me dan un taller literario una vez. xq en los cuentos "hay que saber manejar los puntos de tensión, como usarla, en que partes del cuento".
no se. no se. no me interesa. creo q es cuestion de gustos diferentes. o tal vez de necesidades diferentes. yo quiero leer cosas sobre la vida, sobre la crisis de alguien, no un cuento de suspenso o cosas asi. o no se.
mm perdon.
Publicar un comentario