lunes, abril 09, 2007

El Uno

Ya se hacía notar. Infaltable, inexorable. Todo tiene un límite, nos dice la vox pópuli. Mi vejiga parecía obedecerle y por poco no rozaba lo sonoro su queja. Había que ir, había que ir.
Primero un poco las piernas (una primera, la otra después), la cadera, un poco los brazos. Comenzaba el ritual aletargado. Paulatinamente me iba salíendo entre el casi siseo de las sábanas y el motor de la heladera. Instante de duda en el vacío negro; si había aguantado tantas horas, por qué no un par más. Noté que oscilaba errático pero siempre sobre mismo punto, me supe de pie. Lo peor, lo tristísimo, había pasado. Quedaba seguir.
Amén. Una primera, la otra después, mis piernas insinuaron movimiento. Encuentro prematuro con el biombo. Efectivamente, me movía. Medio ojo y mis manos de parachoques intentaban compensar lo tanto de mí que ni habíase percatado del viaggio.
En algún momento, llegué. Abrí la puerta y acorralé a lo negro con amarillo de cien watts. La otra mitad del ojo protestó entre lagaña. Soslayé aquel en el espejo. Sin duda no por altanería, sólo que mi atención estaba puesta en no errarle al inodoro. No lo hice. Luego, le vi.
Me sorprendí por la impertinencia. Presuroso me subí los pantalones para no quedar en desventaja. Me miraba. A esas horas, no había lugar para la más mínima sutileza argumental. Directo al grano, lo interpelé. ¿Quién sos vos, che? Mi voz impactó húmeda contra el vidrio frío y bajó goteando hasta el lavabo. Un segundo, cuatro, cinco. Ninguna respuesta. Seguía del otro lado, implacable.
Salvo por la gota persistente de la canilla mal cerrada, nada cambiaba. Quién sos, quién sos, preguntaba ya más irritado. Invariable me vomitaba su silencio. Parpadeó y sus ojos quedaron ligeramente más cerrados. Quién sos, quién sos, mis palabras no lograban sortear el tácito reproche. Engrosé mi timbre desafiante. Quién sos. Quién, intruso en horas tan desvergonzadas.
Pregunté lo mismo algunas veces más, acaso con algún parafraseo que ahora no viene al caso. Quién sos, quién sos. De pronto, abre la boca y lo dice. “¿Y vos?”

Desde aquel día, nunca volví al baño de madrugada.

14 comentarios:

El Perro dijo...

Primero leí esto. Después, hace un ratito, me fui a echar un cloro, con la esperanza de algo parecido a tu relato. No, a lo sumo había un zoretito rebelde.
Tus ficciones...no sé si es bueno o no, eso lo decidirás vos, pero cada vez se me hacen mas amenos de leer. Este último, en especial...y mmm...puta madre, si un día amanecés muerto, y tus cuentos salen publicados bajo el sospechoso nombre de "Manuel Palacios Tejeda", yo no tuve nada que ver. Solo te envidio mucho, putete.

LAUCHA dijo...

que horrible que te pasara algo así cuando vas al baño...
yo cuando voy a la madrugada siempre voy corriendo, pero siento que algo me persigue y tengo k cerrar la puerta rápido... mirá que locura la mía!

me encantó lo que escribiste, estaría mortal para hacerlo en corto... o exagero?


xoxo

Flor dijo...

Excelente, Patricio.
y acá me saco el sombrero fucsia y el sobre todo de ego fino.

Es increible la evolución de tus encuentros madruguenses con el teclado. Así de simple, de lo brusco a lo fino y hasta con un delicioso y sutíl humor que apenas se deja entrever, eso hace a tus relatos totalmente seductores y atrapantes hasta la estrofa última.

Y eso, que sí te leo, siempre te leo.

Y las cosas que no se dicen.

LAUCHA dijo...

entrá vos tmb a mi flog nenito!


jaja
k odioso

Yop!

Anónimo dijo...

A mi me parecio bastante pobre, Bastante choto.

Player One dijo...

bicho raro ^

Dejando eso, y luego de renegar y renegar con mi internet, me paso y veo otra nueva entrada. Avanzas de a poco, pero bien que vale la pena esperar, cada uno viene, no se si mejor que el otro, pero si más trabajado.

Espero sigas así, y no me enojo si te apuras un poco, al fin y al cabo, nuestros tiempos no parecen coincidir mucho y mientras más sepa de vos, mejor. (creo... ¿creo?)

kristy dijo...

"acorralé a lo negro con amarillo de cien watts"


jajajajaja


es tan vívida es imagen!


increible...

SoSonia dijo...

Prometí comentar y bueno, aquí estoy, pero...Qué decir... me encanta tu cotidianeidad. Me gusta que le saques rebuscamientos intelectuales a tus escritos, te hace más real, más tangible.

Anónimo dijo...

impecable, realmente me gustó mucho. Escribís con un estilo que evidentemente no se genera, sino que te sale solo; con un absurdo tan vivo...

Te seguís pareciendo a Cortázar (esto te lo digo, un poco por envidia y otro poco para molestarte ;) )

Anónimo dijo...

ME PARECIO UNA GRAN CELEBRACION DE MOMENTOS FRAGMENTADOS Y SENSACIONES REUNIDAS EN CONVENCION DE UN TEXTO QUE REQUIERE UNA ATENCION PROFUNDA APUNTANDO A DIFERENTES NIVELES, CON UN ESTILO EN EL QUE CONVIVEN SIN RECELO VARIOS ESPECTROS.
MUY BUENO. FELICITACIONES PATRICIO, ME IDENTIFIQUE MUCHO.

Anónimo dijo...

Patito, tu blog llora xq lo tenes abandonado..
mira qe yo no paso nunca,
y hoy qe se me ocurre echar un vistazo encontre lo mismo qe me mostraste como re novedad hace como dos meses..!

y weno,
no se si te dije
pero me gusta lo qe escribis =D


el cordoba dice qe lo mio es la critica literAria.. no le creo, no m pienso poner a hacer criticas de cosas como estas.


un beso Pato!

Ramón Indart dijo...

jajj muy bueno che...igual te digo que a veces me paso pero bueno hay que seguir remandola contra estas cosas de la vida

Capitan Crunch dijo...

A mi me pasaba cuando fumaba mucho me clavaba alguna que otra pasta... pero no deje de ir al baño, todo lo contrario cada vez me divertia mas, lo mas gracioso fue cuando apareci con un shampoo en un negocio en la esquina de casa diciendoles a todos que el shampoo me habia invitado a tomar unas cervezas....

conedulcorante dijo...

es

BUENISIMO

ME ENCANTO ESTE

 
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