martes, agosto 24, 2010

Dios, el cielo, los ángeles y esas cosas.

Entonces muero. Y sí, el túnel, la luz y San Pedro. Posta, San Pedro. Ahí está, todo lookeado. Blanquísimo, con barba y la aureolita levitándole arriba de la cabeza. Saca el manojo de llaves de la túnica y de pronto aparece en medio de las nubes, un portón dorado, grande y estúpido. San Pedro pone la llave en la cerradura, la gira y con un ademán me invita a pasar.
Lo miro y me mira. La indignación me puede y decido hablarle.

- ¿Qué hay del otro lado?
- Y, Dios, el cielo, los ángeles y esas cosas.
- ¿En serio?
- Sí.

Turbado, camino unos pasos hacia el portón. Me detengo en el umbral.

- Pero, ¿y la posmodernidad? ¿Y Nietzsche?

San Pedro sonríe.

- Puras boludeces.


Adentro, los ángeles alados cantando con sus arpas, niños riendo y el abuelo que saluda.
Los miro, bostezo, y entre nube y nube, me voy perdiendo.

3 comentarios:

JK dijo...

¿Ya nadie te lee?

Shocking.

(con maldad, si, pero sin sarcasmo.)

Mirá

pezmurillo dijo...

Qué amarillista, che.

Quedó lindo tu blog.

Este cuento es medio en joda. Estoy escribiendo algo distinto ahora, un cuento bastaaante largo. Sólo actualizo el otro blog, que me es más inmediato. Y sí, algunos me leen.

Clara dijo...

me gustó mucho. Muy divertido, muy Pato :)

 
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 3.0 Unported License. Blog Directory - Blogged